Pier Giorgio Caria nació en Cerdeña, tierra de misterio y civilizaciones antiguas. Esta isla alimentó su pasión por lo desconocido y la ciencia desde que era niño. Desde los años 80 se dedica a la investigación científica y espiritual. Pier Giorgio siempre se ha preguntado acerca de la existencia, cuál es el sentido de la vida, el origen y sentido de todo. Está constantemente buscando respuestas. Leyó, entre otros, los libros de Jung, Freud, Einstein, Paola Giovetti y Manuela Pompas. Era el año 1989 conoce al famoso contactado italiano Eugenio Siragusa que cambiará su vida. Ya que Eugenio magnético y una avalancha de información, Pier pudo encontrar las respuestas que había estado buscando durante mucho tiempo. Comprendió que desde nuestros orígenes hemos sido visitados por civilizaciones avanzadas de otros mundos y que su propósito es noble y pacífico.

Un año después, en el 1990, otro episodio marca el punto de inflexión definitivo de su vida: estando una tarde de vacaciones en Cerdeña con un amigo (en la cima de Su Pallosu, una pequeña colina con vista al mar), de repente un objeto esférico gigante apareció de la nada a su izquierda. A partir de ahí comenzó una experiencia de contacto directo, abrumador, que le reveló conexión entre la presencia extraterrestre y la sacralidad del ser humano y de toda la creación. A partir de ese momento, nado volvió a ser igual para Pier. Su forma de ver las cosas, de gestionar sus días y sus prioridades cambió para siempre. Se sumergió en el estudio de todos los libros publicados por Eugenio y en el de los textos esotéricos, científicos y ufológicos de lo más importantes autores. En pocos meses llegó a unas conclusiones lógicas y coherentes de sus investigaciones, había ido mucho más allá que cualquier otro documentalista. Siempre en la década de 1990, Pier empezó una profunda amistad con el estigmatizado y contactado Giorgio Bongiovanni, con quien colabora desde entonces.